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    Chile, en su condición de proveedor líder de fruta fresca del hemisferio sur, será anfitrión oficial en FRUIT LOGISTICA 2009.
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    La FRUIT LOGISTICA 2009 ofrece a Chile una oportunidad fantástica para fortalecer su posición como importante socio estratégico de frutas y hortalizas frescas de Europa“, explica Ronald Bown (presidente de ASOEX).
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    A pesar de que Chile es un país angosto desde el punto de vista geográfico, la oferta de productos hortofrutícolas no puede ser más variada; Más de 28.000 empresas forman parte de la industria agrícola. La variedad de los productos ofrecidos refleja la variedad del paisaje y del clima.
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    Gran parte del territorio chileno, está favorecido por barreras naturales: la Cordillera de los Andes al este, el océano Pacífico al oeste, el desierto de Atacama al norte y los glaciares y campos de hielo al sur. Gracias a esto, Chile pudo desarrollar un sector hortofrutícola altamente apetecido por los más exigentes consumidores del mundo.

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Clima-Frutal es un sitio creado por cuatro estudiantes de la carrera de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde encontrará información acerca de los principales cultivos frutales de nuestro país, asi como también informaciones varias relacionadas con las condiciones del clima que determinan en gran medida el desarrollo de los cultivos.

Vid de Vino

Cultivo vid de vino

La vid es una especie de planta de hoja caduca leñosa. Es un arbusto de altura intermedia, sarmentoso y trepador, que se fija a tutores naturales o artificiales, mediante zarcillos. Cuando estos tutores faltan, se extiende sobre la superficie del terreno, en posición más o menos erguida, ocupando extensiones de alguna consideración., pero mediante manejos agronómicos como … (leer más)

CONTROL DE SEQUÍA Y RIEGO

La mayoría de los frutales de hojas caducas se cultivan entre los 25° y 55° de latitud, tanto en al norte como al sur del Ecuador. Las precipitaciones anuales varían desde menos de 25 mm por año a más de 2500 mm.  En lugares en que las lluvias son generalmente inferiores a 500 anuales, el riego es necesario, mientras que en regiones que llueve entre 750 mm y 1250 mm, es posible que los frutales soporten sequías periódicas.

Hoy día, muchos fruticultores, particularmente los que poseen frutales de raíces superficiales, como los enanos, o bien los que cultivan frutales arbustivos, están buscando la forma de proveerse de algún medio para regar sus plantas y proteger así sus cosechas. El equipo de riego, si es del tipo de aspersión, puede también ser utilizado para luchar contra las heladas, enfriar las plantas en tiempo caluroso, a efectos de mejorar la calidad de la fruta y para aplicar plaguicidas, herbicidas (fin de invierno) y fertilizantes.

Los frutales utilizan muy poca agua en invierno, momento en que carecen de hojas. Las características del terreno como su profundidad, su capacidad de retención del agua y el poder de evaporación del aire determinaran las necesidades de del riego en lugares donde la precipitación anual promedio puede ser más o menos la adecuada, pero con una distribución irregular.

Crecimiento vegetativo y agua

La deficiencia de agua está asociada con un reducido alargamiento de los brotes y menor tamaño de las hojas, particularmente con una sequía que ocurre a comienzos de la estación. Sin embargo, si en este momento hay suficiente humedad almacenada en el suelo, el crecimiento de los brotes puede ser igualmente bueno en los huertos sin riego, debido a que dicha elongación se completa dentro de las seis semanas luego de haber comenzado el crecimiento.

Fructificación

Durante una estación seca o moderadamente seca, los investigadores están de acuerdo que la cantidad de yemas fructíferas iniciadas en manzanos y perales, por ejemplo, aumentará en forma apreciable, dando por consiguiente una buena floración en la próxima primavera.

Rendimientos, calidad

Toda planta sujeta a las condiciones derivadas de la presentación de marchitamiento producirá con seguridad rendimientos reducidos y calidad inferior de sus frutos. Un suministro abundante de agua es más importante con una cosecha grande que con una pequeña. En su calidad, los duraznos para enlatado pueden ser duros y coriáceos y los duraznos frescos secos y amargos, cuando se cultivan en condiciones de suelos secos. Las peras pueden ser duras y verdes, luego del período de maduración, las ciruelas quemadas por el sol, y los granos de las nueces no logran llenar el fruto durante una sequía.

Los manzanos, durazneros y ciruelos que recibieron riego tienden a producir frutas que poseen un contenido más bajo en sólidos solubles (azúcares) y más alto en agua; las manzanas son menos firmes y ácidas, pero más jugosas y junto con los duraznos pueden presentan mayores problemas de almacenamiento. Sin embargo, cuando el agua del suelo se mantiene por encima del coeficiente de marchitamiento, lo más probables es que en las frutas los sólidos solubles sean más altos y  el contenido en agua sea menor que cuando el agua del suelo es mantenida a un nivel más alto. El exceso de riego suele ser sumamente peligroso.

Childers, Norman Franklin; Fruticultura Moderna, Cultivo de frutales y arbustos frutales, Tomo II

CONTROL DE HELADAS

Para disfrutar de un buen estándar de vida, el fruticultor, debe esforzarse por lograr una buena cosecha de frutas todos los años. En el pasado, las heladas periódicas y/o el daño provocado por la sequía constituían riesgos permanentes difíciles de evitar, existentes en todas las regiones frutícolas. De modo que cualquiera de estos factores climáticos pueden provocar grandes pérdidas de dinero, en particular cuando no hay preparada ninguna defensa para neutralizar sus efectos nocivos. Hoy día, la mayoría de los fruticultores están tomando medidas para minimizar tanto como sea posible la pérdida de dinero por causa de estos fenómenos de la naturaleza.

El control de heladas se ha vuelto más complicado debido a las ordenanzas sobre contaminación ambiental, incremento de los costos de mano de obra, prácticas  de manejo utilizadas en las plantaciones de alta densidad y nuevas técnicas de prevención de heladas.

Se distinguen dos tipos de métodos para controlar las heladas en la agricultura: los métodos pasivos y los métodos activos.

Métodos pasivos:

a) Evitar el cultivo de especies o variedades sensibles a las bajas temperaturas, en zonas en donde existen probabilidades muy altas de que ocurran heladas.

b) Elegir variedades resistentes y de mayor altura, para evitar contacto de las flores con el aire frío cercano al suelo.

c) Las especies sensibles, no deben implantarse en depresiones. Preferir, en estos casos, los faldeos más cálidos

d) Cuando exista una barrera, por ejemplo una cortina cortaviento demasiado densa, el peligro de helada es mayor hacia el lado de arriba de la pendiente.

f) Evitar la siembra de praderas, cereales, arbustos o viveros en la cercanía de un huerto frutal. Estos actúan como aislantes del flujo de calor del suelo, aumentando los riesgos de daño por heladas en cultivos bajos.

g) Evitar el laboreo excesivo del suelo. De ser así se forma una capa de suelo suelta, que actúa como aislante del calor que fluye desde las capas más profundas del suelo hacia la superficie.

h) Mantener en lo posible el suelo libre de malezas, sin moverlo y no dejar mucha paja u otro material sobre el suelo.

Métodos activos: Son aquellos aplicados justo al comenzar la helada y durante ella. El principio de estos métodos es muy simple: la helada se debe al frío, por lo tanto debemos evitar el enfriamiento. Para evitar una helada es suficiente, en teoría, aportar a la superficie del suelo una energía igual a aquella perdida por dicha superficie, que es lo que provoca el enfriamiento. También existen métodos que actúan directamente sobre la temperatura de las plantas.

Existen varias formas de provocar el calentamiento del aire:

a) Inundación de terrenos, que aumenta la capacidad calórica del suelo y su conductividad térmica.

b) Mezcla mecánica de aire, consiste en mezclar, con ayuda de grandes hélices, el aire frío cercano al suelo con el aire cálido de las capas atmosféricas más altas.

c) Protección por interrupción de la radiación, consiste en evitar las pérdidas por radiación usando algún tipo de «techo» sobre la vegetación.

d) Cortinas de humo, nubes o niebla. Considerando que el aire tiene mala conductividad térmica y que la transmisión de calor a través de él, a los objetos que rodea, es difícil, se ha ensayado transferir el calor directamente a las plantas.

e) Calentamiento del aire que rodea a la planta, consiste en calentar el aire frío que rodea a la planta, ya que es éste el que provoca el enfriamiento de los vegetales. Uno de los métodos más utilizados es encender quemadores (tarros) de petróleo, 100 a 300 por hectárea. Otra alternativa son los agitadores de aire caliente o los quemadores a gas.

f) Aspersión de agua: el uso de aspersión con agua para luchar contra las heladas, aprovecha la liberación de calor que se produce al congelarse el agua.

Childers, Norman Franklin; Fruticultura Moderna, Cultivo de frutales y arbustos frutales, Tomo II

TIPOS DE DAÑOS CAUSADOS POR EL FRÍO INVERNAL

Daños al leño y la corteza de la parte aérea de la planta.

Corazón Negro; es uno de los daños por fríos invernales más comunes. La médula generalmente muere y el leño se ennegrece, volviéndose de un color pardo brillante, mientras que el cámbium y la corteza permanecen vivos.
Si los frutales en producción afectados por el “corazón negro” estaban en buenas condiciones antes de producirse el daño, en la mayoría de los casos, el cámbium vivo formará una nueva capa de floema y corteza rápidamente y la planta adulta puede recobrarse y fructificar satisfactoriamente por muchos años subsiguientes.

Daños en la inserción de las ramas; la corteza, el cámbium y floema ubicados en la inserción de las ramas gruesas pueden morir, aunque otras partes de la planta permanezcan sin daños. Se dice que esto se debe principalmente al hecho de que en la base de las ramas principales existe poco follaje, especialmente en las partes superiores y más internas y, como consecuencia, estos tejidos maduran tardíamente, muy sobre la entrada del invierno. Cuanto más erguida sea la rama y más cerrado el ángulo de inserción, mayor será la probabilidad de daño en éstas áreas.

Daño en el cuello; se refiere a la muerte, por frío invernal, de la corteza del tronco en o cerca de la superficie del suelo. Puede producirse la muerte de porciones de la corteza en un lado, o bien toda la planta puede quedar anillada. La enfermedad puede atacar tanta las inserciones como los troncos. Algunos agricultores acostumbran rodear los troncos con montículos de tierra (hasta 50 cm de altura), durante el invierno, como defensa.

Quemaduras por sol en invierno; las quemaduras de ramas en verano pueden ser provocadas por el excesivo calor producido por los rayos directos del sol. El daño conocido como quemadura por sol de invernal, parece producirse por la caída rápida de las temperaturas en días calmos, asoleados y fríos de a mediados de invierno. Los rayos directos del sol golpean el lado expuesto del tronco al atardecer, aumentando la temperatura considerablemente por encima de la del aire. Luego de la puesta del sol, existe una súbita caída de la temperatura del aire y una disminución más lenta de la existente en la corteza y el leño, resultando el daño señalado. Una pulverización con pintura exterior de látex, del lado expuesto al sol, constituye una buena medida de control por unos dos años.

Hendido del tronco; con un clima extremadamente frío, pueden ocurrir rajaduras longitudinales en el tronco, que a menudo llegan hasta la médula. Se piensa que esto es debido a un elevado contenido de agua cerca del centro del tronco y la preponderancia de la tensión tangencial en los tejidos del leño, cuando están bajo la presión del hielo. Las grietas usualmente se juntan cuando la temperatura se eleva y, por consiguiente, la corteza cicatriza formando un callo. Estas rajaduras son comunes en cerezos dulces.

Muerte de ramitas y ramas jóvenes; en inviernos rigurosos es común que esto ocurra en diferentes clases de frutales, particularmente si la brotación ocurrió en la última parte de la estación y las ramitas han entrado al invierno escasamente maduras. El daño frecuentemente sucede en plantas jóvenes y vigorosas y parece se una característica heredada en ciertos cultivares sensibles. El efecto de este perjuicio es similar a la poda de acortamiento de las extremidades de las ramas, a causa de que las yemas vivas más próximas al área dañada crecen vigorosamente, dándola a la copa una apariencia arbustiva.

Daños a las yemas foliares y florales; ocurre cuando se presentan heladas tempranas en invierno. La yema floral “endurece” antes que la yema foliar. Sin embargo, al avanzar el invierno, ésta desarrolla más resistencia al frío que aquella. Las yemas florales de algunos cultivares resisten de -35° a -40° C.
En las grandes áreas de producción, los daños provocados a las yemas florales por fríos invernales, son insignificantes.

Muerte de raíces; las raíces no son tan resistentes como otras partes de la parte aérea de la planta. El comportamiento normal de las raíces consiste en presentar escasa resistencia en otoño, con un aumento en ella durante principios y fines de invierno, alcanzando el máximo a fines de éste y principios de primavera, declinando rápidamente luego que comienza la brotación.
Por varias razones, no es necesario que las raíces sean tan resistentes al frío como la parte aérea. El suelo se enfría más lentamente que el aire y hay una cierta cantidad de calor que asciende desde el subsuelo. Por esta razón, una caída muy rápida de temperatura, luego de un día cálido de invierno, raramente mata las raíces.

Childers, Norman Franklin; Fruticultura Moderna, Cultivo de frutales y arbustos frutales, Tomo I

DAÑOS OCASIONADOS A LOS FRUTALES POR EL FRÍO

Probablemente, las temperaturas mínimas invernales constituyen el factor más importante que influye en la distribución de la producción frutícola. Ellas dentro de ciertos límites, definen las regiones donde se pueden cultivar ciertos frutales. En cualquier región frutícola, sin embargo, es posible que cada tanto ocurran temperaturas inusualmente bajas, provocando extensos daños en los frutales allí cultivados.
El daño invernal no sólo se encuentra confinado en las áreas más frías o semitempladas. Pueden presentarse daños significativos en los frutales de hojas caducas cuando, en climas templados, aparecen períodos moderadamente fríos luego de una temporada cálida durante el invierno.

Cómo destruyen las heladas
Hasta el momento, no parece existir un común acuerdo entre los investigadores en torno a como las heladas destruyen las plantas o sus partes. Los distintos investigadores han presentado diferentes teorías, cada una sustentada por extensos experimentos. El fallecido W. H. Chandler, de la Universidad de California, llegó a la conclusión que el efecto de deshidratación provocado por el hielo intercelular ubicado en los tejidos de la planta determina la muerte por congelamiento.
Se sabe que, sin movimiento, las partes de una planta pueden enfriarse lentamente, sin formación de hielo, hasta varios grados por debajo de su temperatura normal de muerte. La magnitud del perjuicio por congelamiento de tejidos en reposo está influenciada por tres factores:

– el ritmo con que desciende la temperatura
– la duración de las bajas temperaturas
– la tasa de descongelamiento

Resulta bastante cierto que cuánto más rápido desciende la temperatura, mayor será el daño al alcanzarse una temperatura mínima determinada. Por consiguiente, las lesiones producidas en tales condiciones pueden ocurrir a temperaturas mayores que cuando la tasa de disminución ha sido gradual. Si la rápida caída en la temperatura es acompañada por fuertes vientos, los tejidos serán congelados en forma más acelerada y el daño se acentuará.
Cuanto más largo es el período de frío, una determinada temperatura provoca un mayor perjuicio. De acuerdo a G. E. Potter, el aumento del daño, bajo estas condiciones, puede ser debido a que la muerte se produce parcialmente por desecación, como resultado, del efecto de vientos fríos y desecantes; el movimiento de agua en la planta es muy lento a bajas temperaturas. El daño por congelamiento es mayor cuánto más rápido es el deshielo de los tejidos.


Childers, Norman Franklin; Fruticultura Moderna, Cultivo de frutales y arbustos frutales, Tomo I