Probablemente, las temperaturas mínimas invernales constituyen el factor más importante que influye en la distribución de la producción frutícola. Ellas dentro de ciertos límites, definen las regiones donde se pueden cultivar ciertos frutales. En cualquier región frutícola, sin embargo, es posible que cada tanto ocurran temperaturas inusualmente bajas, provocando extensos daños en los frutales allí cultivados.
El daño invernal no sólo se encuentra confinado en las áreas más frías o semitempladas. Pueden presentarse daños significativos en los frutales de hojas caducas cuando, en climas templados, aparecen períodos moderadamente fríos luego de una temporada cálida durante el invierno.
Cómo destruyen las heladas
Hasta el momento, no parece existir un común acuerdo entre los investigadores en torno a como las heladas destruyen las plantas o sus partes. Los distintos investigadores han presentado diferentes teorías, cada una sustentada por extensos experimentos. El fallecido W. H. Chandler, de la Universidad de California, llegó a la conclusión que el efecto de deshidratación provocado por el hielo intercelular ubicado en los tejidos de la planta determina la muerte por congelamiento.
Se sabe que, sin movimiento, las partes de una planta pueden enfriarse lentamente, sin formación de hielo, hasta varios grados por debajo de su temperatura normal de muerte. La magnitud del perjuicio por congelamiento de tejidos en reposo está influenciada por tres factores:
– el ritmo con que desciende la temperatura
– la duración de las bajas temperaturas
– la tasa de descongelamiento
Resulta bastante cierto que cuánto más rápido desciende la temperatura, mayor será el daño al alcanzarse una temperatura mínima determinada. Por consiguiente, las lesiones producidas en tales condiciones pueden ocurrir a temperaturas mayores que cuando la tasa de disminución ha sido gradual. Si la rápida caída en la temperatura es acompañada por fuertes vientos, los tejidos serán congelados en forma más acelerada y el daño se acentuará.
Cuanto más largo es el período de frío, una determinada temperatura provoca un mayor perjuicio. De acuerdo a G. E. Potter, el aumento del daño, bajo estas condiciones, puede ser debido a que la muerte se produce parcialmente por desecación, como resultado, del efecto de vientos fríos y desecantes; el movimiento de agua en la planta es muy lento a bajas temperaturas. El daño por congelamiento es mayor cuánto más rápido es el deshielo de los tejidos.
Childers, Norman Franklin; Fruticultura Moderna, Cultivo de frutales y arbustos frutales, Tomo I
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